Como artista visual multidisciplinario, exploro ámbitos que van de la ilustración digital y editorial, a la serigrafía, risografía, dibujo, pintura y el muralismo. Mi trabajo germina en los pasajes fragmentarios de lo mundano, en los espacios intermedios que vemos, transitamos, pero que a menudo no percibimos. Este ejercicio parte del desvelamiento de imágenes, textos y objetos que descubro en las calles y que luego disloco semánticamente para así, hacer frente a la homogeneización de las necesidades, la estandarización de los sentidos y la normalización de los comportamientos.

Soy un agrimensor estético, dedicado a medir metafóricamente el paisaje urbano; etnólogo de alegorías; botánico de las aceras: flâneur; lector alquímico que busca descubrir ese universo significante que aparentemente no se da a primera vista sino con la contemplación propia de la vagancia y sus desinteresadas investigaciones. Aprehendo de la alteridad: el lenguaje de la urbe, de las urbes, porque son muchas y distintas. Mis creaciones indagan lo cotidiano descontextualizado, la otredad, el absurdo, el error, la frontera, los márgenes entre lo normal y lo extraño, la calle: fuente libre de referencias, historias y personajes que se materializan en la reconstrucción a través del pensamiento, la memoria, la imaginación y el espacio onírico del artista.

Hablo de la realidad inmediata de la calle, de lo fugaz y efímero, sostenidos por la inutilidad y la autonomía; son relato poético, sensibilización estética de la metrópoli. Finalmente, mi labor se desenvuelve desde la reafirmación del ocio activo entendido como el acontecer íntimo, propio para la autopoiesis: “la vagancia es salud”.