Mi trabajo proviene de imaginar la pintura y las diferentes operaciones de pensamiento que aparecen en ella: el signo de los seres vivos y muertos, no solo como los fragmentos que permiten discernir fluidos, extremidades y deseos, sino su transformación inmediata en fenómenos de lo identificable en la pintura como direcciones, colores y acumulaciones. 

Me interesa su complicidad con la construcción de estados de ánimo capaces de fusionar la tragedia y la supervivencia de los vivos en algo nuevo; un mundo de seres del pasado y del presente, y ficciones vinculadas a la historia colonial y su imaginario que generan monstruos, apariciones y ficciones cuya misión radica no solo en la formación de otro mundo, sino también en la comodidad de sus heridas.

El peso físico de mi trabajo es también el de la historia de estas disciplinas, el uso de tradiciones en sus formas más reconocibles y el esfuerzo por darles alivio.